Filosofía Wi es mi recreo semanal. Es poner el freno a la locura cotidiana para abrir un espacio distinto: pensar, aprender, crecer. Es el encuentro con un grupo de locos lindos que, como yo, sospechan que la vida no se agota en la economía, la política ni las redes sociales.
Es cambiar el aire viciado que respiramos cada día por una brisa fresca que limpia, por un sol tibio que acaricia. Es un rincón donde las preguntas importan más que las respuestas, donde se puede disentir sin romper, y donde el silencio, a veces, también enseña.
Cada encuentro es como un oasis en medio del desierto: me hidrata la mente, me despierta la curiosidad y me recuerda que pensar juntos todavía es posible.
El domingo a la tardecita, cuando otros se lamentan por el lunes que asoma, yo encuentro en Filosofía Wi la mejor forma de recargar las pilas. Porque no es solo una clase: es un recordatorio de que la vida, cuando se piensa y se comparte, se vuelve más habitable, más libre y más luminosa.

Patricia Cejas